La semana pasada los alumnos de 1º de Bachillerato de MACS decoramos la clase con motivos de El Principito. Nuestra rosa está hecha con las huellas de nuestros dedos y cada uno ha escogido un color para simbolizar la consecución de su proyecto. A principio de curso, al repasar la composición de funciones, operación consistente en poner una función dentro de otra, quise explicarlo poniendo como ejemplo el conocido dibujo del primer capítulo de la obra, que todos interpretan como un sombrero cuando en realidad es una boa que se ha tragado un elefante sin masticar.

Del mismo modo, en la composición de funciones, una se introduce en la otra (suelo decir que el estómago donde debe ponerse la función que “es comida” es la x de la función) y por eso no es lo mismo componer la función f en g que g en f, es decir, que la composición de funciones no es conmutativa. No sería lo mismo que la boa se tragara al elefante que el elefante a la boa (no daría el mismo resultado) ¿os lo imagináis?

f ○ g ≠ g ○ f

El objetivo último es que se apreciara una de las enseñanzas de El Principito más conocidas: “lo esencial es invisible a los ojos”. Y que esta capacidad de ver más allá la perdemos con los años, al hacernos adultos y dejar de ser imaginativos.

Aparece también en El Principito el personaje de un hombre, el Señor carmesí, que nunca ha aspirado una flor. Se dice de él: “Jamás ha mirado una estrella. Jamás ha querido a nadie. No ha hecho más que sumas y restas. Y todo el día repite como tú “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!” Se infla de orgullo. Pero no es un hombre; ¡es un hongo!” A pesar de la fama de las matemáticas como algo muy serio y aburrido, quisiera que las viérais de otra manera, dándoos cuenta de que se aprende mejor cuando ponemos nuestro corazón en ello. Hay que escuchar con las orejas y con el corazón.

“He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. (…) El tiempo que pasaste con tu rosa es lo que la hace tan importante.”

Espero que todos lleguéis a alcanzar vuestros sueños. ¡Feliz de haberos acompañado en este tramo del viaje!